Tierra Iubi. Mar de Iubira…

La mar de ideas. Cuentos y poemas del Delta, la Duna y el Páramo


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Angustia

El vértigo. Las mariposas. La boca del estómago que se cierra. La ceguera. La glotis seca. La nada y luego nada y otra nada en la nada. El aire en las mejillas y una voz que pregunta si hay pan o si mañana es jueves. Y luego el desayuno, los cubiertos… Buenos días y gracias y por favor y derramarse en cada pequeña cosa, por no hundirse de nuevo en el vacío. La nausée resulta ahora un bonito ejercicio espiritual, cuando uno no sabe dónde queda su casa.
Mirar desde el espejo debió ser divertido tan sólo para Alicia, o quizás para el perverso que decidió enviarla allí detrás. Hay un grito lleno de cuchillos tapado con algodón para que nadie se corte.- Sería inadecuado-


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De la caricia-sed

Ese latido cálido,
el velo del que hablamos
y nos cubre;
el refugio sin tiempo,
el no dolor
del agua natural de tus pulmones
serían imposibles

si no fuera porque;
cuando te alcanzo,
sólo por un momento ,
o tú me alcanzas,

vuelve a tenderse el hilo
silencioso
que desteje a diario nuestra herida.

Así la almendra sola,
el manto mismo
de la caricia-sed
se ofrece porque sí,
como de paso,
sin otra deuda que
seguir despiertos