A veces te me anuncias de tormenta
como un temblor de sienes desbordadas
Te me llueves por dentro, en cada hueco
un charco de amargura rehilada
A veces te me huyes y yo corro
detrás del remolino, arrebatada
en tí. Por no tenerte; desierta la razón,
mi alma anegada.
Me brotan diez gargantas en los dedos
y grito, en la canal de tus afueras,
por ver si te convoco, gota a gota
Es tiempo de tormenta. Me deshago.
En tu frente el infierno. En mis caderas,
un preludio de sed, hora tras hora.