No mires a tu espalda –le advirtieron-
Le habían advertido tantas cosas…
No hables con extraños
No maldigas
Siéntate bien
Sé buena
Sé ordenada.
No pudo contenerse :
quiso ser ella
por una vez
quiso
meter la pata
mirar donde no era
atisbar la rendija
pegar
la oreja
a la pared del antes
Se equivocó.
Ahora
en el vacío
se hizo de sal
su voz de estatua quieta.
La broma
de una queja
de una mujer
sin nombre