No Zen deseo
de tus labios el aire
no el agua quiero
¿No Zen? ¡deseo!
de tus labios el aire
¿no el agua? ¡quiero!
¡No!, ¡Zen deseo!
de tus labios ¿el aire?
¡No!, el agua, quiero.
No, de tus labios
Zen, el aire quiero,¡ no!
Deseo de tu agua …
Tu agua deseo, no
el aire de tus labios,
no quiero Zen
No, Zen-deseo;
el quiero de tu aire
no, de tus labios-agua
No aire, no agua,
Zen
Deseo de tus labios
¿quiero?
¿No deseo tus labios?
¡Aire , agua! , quiero;
no Zen
Aire Zen de tu agua
no: ¿de tu deseo?, ¡no!
¡Tus labios quiero!

noviembre 7, 2006 en 3:19 pm
De otros textos se te ha dicho que son envolventes. Ahora, y cada vez más, se vuelven absorbentes, como un laberinto de espejos, y el deseo se multiplica y expande.
¡No Zen! ¡Y tanto! Sólo aire y agua de esos labios. Sólo esos labios.
Increíble. Magnífico.
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noviembre 7, 2006 en 10:09 pm
¡Halaaaa! Ya puedo flotar tres días. flot flot flot. Gracias Jabber.
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noviembre 14, 2006 en 7:57 pm
Leo en voz alta tu cadena de antihaikus, iubi, y me encadeno a ellos, disfrutando con el juego de la palabra, sorprendiéndome, sintiendo emociones dispares detonadas solamente con tres conceptos. Me dejo envolver en la sensación de vértigo, de zozobra, de ola que te arrastra, para al final explotar, con fuerza y encontrar el sosiego.
Como texto lo encuentro magnífico: atrevido, arriesgado. Como lectora, no me deja impasible, sintiendo un poso agridulce en mi boca. Por un lado, el juego de la palabra me hace disfrutar de su lectura, por ser ágil al tiempo que denso, por sorprender, por la riqueza de las múltiples posibilidades. Por otro lado, el ritmo me ahoga por la negativa insistente que inicia los haikus, hasta que al final se desploma y respiro, respiro profundamente.
Luego miro a la imagen, y ya tranquila, disfruto de su Zen.
Gracias por este viaje.
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noviembre 15, 2006 en 9:05 am
Muchísimas gracias At. Precisamente ayer dudaba si eliminar esta cadena, porque aunque salió casi de un tirón, no me gustaba la idea de que pudiera confundirse con un mero ejercicio de estilo, con algo obvio. Pero parece que no… la eterna duda que nos vertebra. Besos y gracias, At.
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