Y la pobre huerfanita descubrió con horror que lo que su vecina tenía entre las manos era…¡Un libro!
-¿Lees , Remirror del Cosmos , lees? preguntole estupefacta.
– Sí, Myatukjolín, leo y releo. Lo he intentado todo pero ¡Es como si mis tataracordios se levantasen de sus orzas cada vez que pruebo a poner la tele! Del móvil, mejor ni hablamos.
– Remirror, ¿Tú te das cuenta de lo que esto supone?
– ¡No he de darmela, Myatú! ¿No ves que en esto de leer, estriba la consciencia? Pues estaba yo un día intentando hablar de nada con la Merrykrismas del Carmen y voy y empiezo a definirle el Logos, como una cachoperra…
-¿Y cómo se quedó la Merrykrismas?
-¿Cómo se ha de quedar? Estulta como es, le sobrevino una epifanía, pero yo, por más que quise, no pude detenérsela…
– Será cosa de ir arrancándoles las páginas a los libros, Remirror, poco a poco.
Cada día arrancas una, y a lo que te des cuenta ¡ Las puras pastas! ¡Y además te harán juego con los sofases del salón…!
-Quiá, Myatú, ya lo he probado. Pero nada. Es sobarle el canto al Corominas y me entran unos ardores, unas albricias, unos dimediretes por todo mi ser, que estoy que no vivo.
-Remirror: ¡ Tú estás cultivándote! Te se nota en la mirada.
-Que no Myatú, que puedo dejar de leer cuando quiera. Mira ¿ves? Ahora leo, ahora no, ahora leo, ahora no…
– Y yo que pensaba que eramos estomagantas del universo, y vas tú y te pones a cultivarte. ¿Qué sera lo siguiente, Remi, decirme que nos vayamos al Reina Sofía?
-El reina Sofía no, que dicen que está Dalí dentro. Mejor nos vamos al Prado…
-¡Eso, y nos compramos zapatos!
-¡Con O, de «omaigod»!
-No será verdad lo que me has dicho.
Lo es, Myatú, lo es. Es que entre ver cuadros, escuchar a Coltrane y recitar poemas, me estoy volviendo culta perdida.
-No somos nadie, Remi
-Pero al menos, lo habremos contado, ¡Myatúkjolín!