Os copio aquí unas notas que tomé hace mil años, cuando vivía con mi amigo Ángel y su hermana Estrella en Salamanca. No sé porqué, me han venido a la memoria y parecen cobrar sentido, otra vez.
Ángel pinta las mujeres llenas de agujeros. «Pueden tenerlo todo ¿no crees?» y sigue dibujando como si respirara.
Hay quejidos que quieren ser acariciados y hay otros que sólo dan pena, penita pena. Los más tienen debajo un cierto tufillo a estiércol, a legañas de asco, a misericordias.
El quejido de Marchena»soy un gitano light»-dice él- «y un cuerno»- digo yo- lleva debajo una herida que como las mujeres de Ángel, puede tenerlo todo.
mayo 1, 2006 en 10:36 pm
Ha habido tristeza estos días, ¿verdad, Iubira? Y la lucidez, que con tanta frecuencia ensombrece, otras da un respiro, y ofrece un asidero.
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mayo 4, 2006 en 10:19 pm
Que fuerza de evocación. Como el fragmento de un mapa perdido, seduce más por los indicios que por las evidencias.
Escribe, escribe, escribe.
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mayo 9, 2006 en 7:24 pm
Los agujeros como las heridas se abren y se cierran.
También hay agujeros negros, silenciosos, perdidos en el universo que encierran misterios y atrapan estrellas.
Ahí no hay quejidos que permitan la caricia para ser cicatrizados.
Afortunadamente, siempre nos quedará el grito.
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mayo 9, 2006 en 9:08 pm
Qué chulo At.Resonancia.I
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