Iubira se extrañó. Había amanecido hacía un par de horas; sin embargo, allá al fondo, a poniente, brillaba algo que no era el sol. Se distinguía bien, aún sin catalejo. Parecía tener forma de de túnel y acababa en una masa terrosa,de un material que no conseguía apreciar. «¿Serían imaginaciones suyas o es que por fin había llegado el asteroide del que tanto hablaban las Mim?»
Calculó sus posibilidades. «Aquello» debía estar como máximo a unas tres millas. Había buena mar, era temprano….Sin pensarlo más, saltó al esquife que usaba para ir a la cala del nácar y puso rumbo oeste. Mientras corregía la botavara, se le erizó la piel de la espalda. Nunca había navegado en esa dirección…
Calculó sus posibilidades. «Aquello» debía estar como máximo a unas tres millas. Había buena mar, era temprano….Sin pensarlo más, saltó al esquife que usaba para ir a la cala del nácar y puso rumbo oeste. Mientras corregía la botavara, se le erizó la piel de la espalda. Nunca había navegado en esa dirección…
febrero 14, 2008 en 10:15 am
Iubira se extrañó. Había amanecido hacía un par de horas; sin embargo, allá al fondo, a poniente, brillaba algo que no era el sol. Se distinguía bien, aún sin catalejo. Parecía tener forma de de túnel y acababa en una masa terrosa,de un material que no conseguía apreciar. «¿Serían imaginaciones suyas o es que por fin había llegado el asteroide del que tanto hablaban las Mim?»
Calculó sus posibilidades. «Aquello» debía estar como máximo a unas tres millas. Había buena mar, era temprano….Sin pensarlo más, saltó al esquife que usaba para ir a la cala del nácar y puso rumbo oeste. Mientras corregía la botavara, se le erizó la piel de la espalda. Nunca había navegado en esa dirección…
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febrero 15, 2008 en 9:21 am
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febrero 15, 2008 en 11:06 am
Madre mía, el dibujo tiene al tiempo la objetividad y la capacidad de sugerencia, misterio y ensoñación de los mejores Escher…
Qué infinita melancolía, y qué atractivo tiene esta imagen.
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febrero 15, 2008 en 6:28 pm
Quisiste retener para nosotros, viejo marinero, la imagen de aquel lugar, de verde y azul, de salitre y cal, el recuerdo guardado con esmero cuidado.
Creaste un nuevo espacio llenando el vacío y jugando al equilibrio entre el agua y la arena -sabia combinación de paraisos cálidos-.
Reflejos de luz y firme sostén para soñar.
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febrero 15, 2008 en 10:35 pm
¿triste Delimara? ¿Es triste haber rozado el paraiso? Lo triste es el vacío, el olvido, la desilusión.
Eso queda fuera de la botella, que protege contenidos preciosos aún en el fondo de polvorientas cavas. Y, respecto a la propiedad… ¿quién no guarda pequeños tesoros escondidos entre las ropas de un armario o en el fondo del desván?
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febrero 15, 2008 en 10:40 pm
Gracias por la comparación, jabbs, pero me parece excesiva.
Respecto a la melancolía claro, pero no tristeza, como ya dije arriba. La melancolía es añoranza, pero no deja el poso amargo de la tristeza, más bien tiene el agridulce de la lejana esperanza.
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febrero 15, 2008 en 10:50 pm
La evocación es siempre más vívida cuando es compartida. Por eso las tabernas y figones de todos los puertos, están habitadas por viejos lobos de mar que cuentan historias para otros navegantes y así recordarlas mejor.
Sería maravilloso atraparlas en una botella, como en este juego de la fantasía.
Gracias.
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febrero 21, 2008 en 11:46 am
Cuando vi el dibujo por primera vez, no leí la glosa que lo acompaña por lo que mi interpretación fue bastante diferente a la del propio autor (id est, Colt).
Lo entendí como una parábola de la creación divina: en el interior de la botella, un paraíso de vida protegido en su “burbuja de cristal” y ajeno a lo que acontece fuera; ajeno al vacío exterior (pues nada se ve en el cuadro), ajeno quizá a la soledad del Dios artista, y ajeno quizá a la existencia de otros muchos pequeños mundos recogidos en botellas. Es la nada, la soledad y el desconocimiento lo que sugiere tristeza.
Aunque, si lo piensas bien, no hay nada triste en la facultad creadora, ni nada triste en el disfrute de una vida paradisíaca, aunque sea en la ignorancia.
Creo firmemente en la capacidad evocadora de las verdaderas obras de arte. La posibilidad de suscitar múltiples lecturas es lo que las convierte en universales.
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febrero 22, 2008 en 9:05 pm
Me gustan tus interpretaciones, Deli, y en lo formal leiste correctamente el dibujo: Paraiso protegido, vacío exterior.
De acuerdo también en que la creación produce alegria auténtica, aunque algunos procesos creativos sean dolorosos.
Y, por último. Mi contestación a tu primer mensaje no pretendía corregir tu interpretación, sino más bien hacer incapié en la maravilla que supode la memoria conservada de las experiencias, que nos permite revivirlas como el viejo marinero revive edenes y tormentas la mirar dentro de esa botella.
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