Tierra Iubi. Mar de Iubira…

La mar de ideas. Cuentos y poemas del Delta, la Duna y el Páramo


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Te levantaste, mar

Te levantaste, mar

única puerta

muss es sein

ha de ser

debe ser

Es el mar

que es ¿mar?

¿Sólo?

¿Y hacia dónde fueron las llaves, las escalas, las Itacas,

y las sirenas mudas?

¿Y los besos de sal?

¿Y las arenasprisatantemprano?

Te has levantado, mar

hacia el oeste

muss es sein

ha de ser

debe ser

¡ES!

el

     mar

Hay un viento del sur 

que no se agota

Nunca te quise mío, mar

por eso vuelves

muss es sein

ha de ser

debe ser

Eres

mar 

 


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Un árbol solo

Un árbol

solo

es más solo en otoño

Tiemblan  hojas

El aire, por un segundo quieto,

se deshace

Hay jirones de luz entre las ramas

El cielo está preñado

contenido

Todavía no llueve…

Mientras tanto

Otros árboles solos

al lado del primero

descubren que es más solo

ser árbol en otoño

Huele a polvo de hojas

 

 


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Tríptico de la ausencia

I

Ay amor

Si pudieras

quedarte sólo un poco

acariciarme el pie

o el hueco de la mano

Son oscuros mis pechos

ojos  de soledad  adormecida

2

Benny & Joon

Joon esperó

Había pintado una flor en su tobillo

cambiado algunos muebles…

Esperaba descalza, oliendo los rincones

Aguardaba

En medio de su ombligo

aulló un perro  sin amo

Sam no llegaría

«Regaré las macetas»

-se dijo-

Y derramó peces en el fregadero

y al lado del café y cerca de su cara ydebajo de la mesa y en las servilletas y junto a los clavos y en los panecillos que bailan charleskeaton

Y en un cristal

roto,

«You go to my head»

se arañó la pena

Cuando Benny volviese,

como vuelven, los hermanos mayores de película,

-siempre tarde-

estaría sentada

viendo arder la casa

Sam se habría ido

III

Algún día

existirá un abrazo a prueba de distancia

donde vayan escritos olivos como puños

mordiscos como caricias

tatuajes como besos

No se podrá vender

-nunca tuvo almonedas la ausencia-

Hasta entonces

prepararé tu cama y la comida

y anegaré las camisas mientras bailo

como si fuera fiesta

-será como volverte a casa-

Y habrá trenzas y roldanas de pozos

en todos los caminos

Y todos los manzanos susurrarán tu nombre

Y el río de lo lejos fluirá, ciego y sonámbulo


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El Sahel. Señores, ya nos vale.

Señores, ya nos vale. Otra vez el Sahel, otra vez África, otra vez el mundo clamando por una solución que es factible, previsible, sencilla y que no se adopta por puro buitrerío. El Sahel grita, África grita. Y  Haití. Y Lorca.Y Filipinas. Y  Pakistán y….
El mundo entero está lleno de dolor.
En el colegio público de mi pueblo hay unos cuantos niños, unos 8 de los 17 que vienen en transporte , que pueden comer decentemente gracias a que tienen beca de comedor. ¿Qué va a pasar con ellos ahora que acaba el cole? Ni lo sabemos.
   España, con 1.700.000 familias en las que ninguno de sus miembros trabaja, ya está alcanzando cifras alarmantes en pobreza infantil.  No obstante, a pesar de todo esto, estamos en  España. El primer mundo, soberbio y desafiante.
Cáritas, está cubriendo muchas lagunas del llamado estado del bienestar, mientras en las casas seguimos tirando la comida, la ropa, el calzado, el agua y la energía, “como si tuvieramos una vida de repuesto” que diría  D. Hammet. Por su parte las familias y dentro de ellas,  los abuelos a los que antes mandábamos a los asilos  o aparcábamos en hospitales o en gasolineras para irnos al Caribe,  ahora constituyen  «el tejido social de toda la vida», todavía resistente a la histeria de nuevos ricos que nos asaltó en las pasadas décadas. Y se nota.
Ahora los españoles volvemos a recordar -algunos- que somos de pueblo. Y tan bien que nos viene.
Dentro y fuera de España, organizaciones de todos los pelos y colores se preocupan por el bienestar de los niños. Sucede desde antes de lo que puedo recordar. Es bueno. E insuficiente.
Ya lo he recordado en alguna otra ocasión, pero cada vez que tenemos una hambruna encima me viene a la memoria, como si fuera ahora, el enorme impacto mediático de los  conciertos que se organizaron en los 80 a beneficio de África. Millones invertidos en seguridad, Estadios llenos en el Reino Unido y Norteamérica, ríos de dólares. Los mejores y mayores artistas del momento, con Bob Geldoff a la cabeza . We are the World we are the Children…. emocionante, inmenso… Vacío.
Las cuentas corrientes de los famosos solidarios siguen llenas. Las bocas de los niños muertos por entonces, esperan a las de los de ahora, y dicen lo mismo. VERGÜENZA.
Necesitamos un cambio. El mundo que tenemos es una olla demasiado podrida para dejársela así a nuestros hijos. Señores, ya nos vale. El Sahel


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¿Cómo se mide?

¿Cómo se mide

la cantidad de amor que es necesaria

para sobrevivir a las heridas?


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Desmedido del zíngaro Carl Phillip Emmanuel, Heinrich Weiss, alias Sir Henry White, alias El Blanco.

A Enrique Blanco Rodríguez,  Zíngaro jefe, que tiene sangre de reyes en la parma de la mano.  (Broma en varios despropósitos) Allegro, ma non troppo.

Carl Phillip

Emmanuel

nunca ha existido

Sólo era un mito

un bulo

una quimera…

El zíngaro CarlPhillip

nació ya viejo

un día

debajo de una encina

en primavera

Su madre , cuando lo vió

pensó ¡vaya un pispajo!

y dijo:

«He parío un hombre,

¡Dadle un sombrero!»

Su padre….

Su padre le dió un libro,

La Odisea

y una guitarra

que le hirió los dedos

para siempre

-Al payo,

que se la vendió

todavía lo busca

su gente,

en los caminos-

Lo llamaron CarlPhillip

CarlPhillip Emmanuel

como al primo

de un primo de su abuela

Veturia Puceanu

que era romí

zíngara de Brashov

y que adoraba

La Viena de FranzJoseph,  a

Sissí,

y a un tal  Yojansebástianbáj,

(nunca se supo cómo)

Un caso extraño este

el del CarlPhillip

Ya lo dijo Franz Liszt

viéndolo un día

sacándole a un violín las asaduras

«Ese gitano

toca como yo nunca podré

ni soñar,

toca la  esencia»

Franz Liszt se deprimió -como solía-

y se volvió a su tierra

hablándoles a todos del

zíngaro Carl Phillip

de tal modo y manera

que su madre le dijo:

«Algo habrás hecho

te vienen a buscar

¡válgame el cielo!

Yo a tí no te conozco

¡Carretera!»

Y el CarlPhillip se fue,

agarró su cayado,

su guitarra

su manta

y su Odisea

-o su Iliada, no sé-

y embarcó, Danubio arriba

donde le dicen Dónau

al Dúnere

Y de allí, fué

tornó

volvió a ir

cambió de nombre

se bautizó diez veces

Weiss en Hamburgo

Msieur Henry en Marsella

Sir Henry White en Portsmouth

Y en la Habana….

En la Habana, señores

era «El Blanco»

Enrique el Blanco era

cuando un día

lo tropecé

en el puente de Triana

rodeado de azahar,

guitarra en mano

tocándole a Estrellita

la gitana

lo que le vino en gana

Ella cantaba

«Por debajo del puente

de Palomaaareees»

y él, nómada y galante

la seguía

de buleria

al tango

por

soleares

¿Carl Phillip?

Pregunté.

¿Eres Carl Phillip

Emmanuel,

el violinista zíngaro

el de Liszt?

¿Qué dishe usté  de lijm ni chij , ni mij?

Yo , Felih vivo,

Manué es mi primo,

er primo de mi Ehtreya

y violinihta, sí ,

Er compadre Antonio,

toca er violóng

yo

zólo la guitarra

Me dijo,

Y añadió ¿Ese Lih, no zerá, argún tío dusté?

«No, caballero»

respondí como pude

-vi una faca

brillar en su talega-

Poj le dise usté al Lij o a quien proseda

«Carl Phillip Emmanuel

nunca existió

fue un embuhte

un bulo

una quimera»

-Así lo haré, Sir Henry

-«Dioh lo quiera,»

me respondió

tendiéndome una mano

rota

de heridas

de guitarra vieja…


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El arte de olvidar

El arte de olvidar

Intento las caras desafiándome

No me asustan los ruidos ¿ves? No hay miedo ¡Tengo grandes recursos!

Y luego escribo cartas, dos veces,

para que no se me note

que al pisar una hoja seca

retrocedí, mirando a los lados

Para que no sepan

que al fregar la vajilla,

me han crecido burbujas en las sienes

Y que, al limpiar el espejo,

me he dado cuenta de que

otra vez no he podido…


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Principios

He revuelto los terrones del alma

la roldana del pozo de la memoria

las acequias sin sed de los recuerdos

buscando una escalera

o una llave

con que bajar

de mi árbol

de preguntas

Cuando llegaba

por el vestido nuevo;

justo a la vuelta

de las manos

de todas

las Teresas,

descubrí

los latidos

de un corazón común

raíz de todo.


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Ser de arena

Ser de arena
hundirse bajo el peso de los cuerpos de otros
de los pies de otros
de la otra arena duna
Imparable
Avanzada
Desierta
Llenar ombligos
Burlarse del sapo y del cangrejo
incomodar botas

Pedir otra ola
Y otra
abandonarse surcos
poblar las grietas esperadas

Huir por la cintura de un reloj
de prisa
de las rendijas de tus dedos


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La pecera

La peceraLas bedelas del edificio en el que trabajo se aburren en su garita, que es como una gran pecera de controlar el mundo. De vez en cuando, levantan los ojos de la revista o del crucigrama y miran con profesional desconfianza al incauto de turno, que ha decidido escoger -precisamente- la puerta que a ellas les toca vigilar. A nuestro bloque se accede, en su entrada principal , por una gran puerta enrejada, con dos hojas. Cada día, el juego consiste en adivinar cuál de las dos hojas será la que está abierta, para no darse de narices contra el enrejado mientras la bedela de servicio contempla impasible los movimientos de rata de laberinto de una servidora.-A veces juraría que experimentan con nosotras-

La tarea es complicada, si tenemos en cuenta que las porteras son dos o tres, si no me equivoco –esa uniformidad suya me hace difícil distinguirlas- y que cada una de ellas parece optar por un lado de la puerta según tenga el día. Estas sirenas de secano, chicas Almodóvar fetén, expertas en jugar a lo impredecible y en el dominio de las cuatrocientas veintiuna maneras de decir ¡no! sin pestañear, tienen, en su tanque de langostas, un póster de un héroe-de-telenovela-todo-apolíneo–ojos-azúuuules, de esos con nombre puertaventana. En su juventud, colgaban en su habitación fotos de Los Pecos y ya se sabe: “quien tuvo…”. De vez en cuando, alguna se olvida del crucigrama o de la revista y, como quien no quiere la cosa, le lanza al galán miradas llenas de arrobo, mientras las chicas de la limpieza terminan de barrer el hall….


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Los zíngaros han vuelto

Mi hermana, la muy honorable Princesa Bruja Traspiés de Sin Preguntas- sostiene la teoría de que soy un ser con suerte. Ya se sabe; tengo dos ángeles custodios, uno por si falla el otro, y eso marca. Traspiés, que comparte conmigo carga genética y es, por tanto, una inefable contadora de historias mil, dice a todo el que la quiere oir, que si un día me perdiese en el Polo Norte, a los pocos minutos, una caravana de zíngaros que casualmente pasaría por allí, me salvaría.

Lo cierto es que ahí están. Aparecen siempre que los necesito. Adoptan múltiples formas. Creo en ellos, los quiero y ellos me quieren a mi. Prefiero llamarlos  providencia, dado que casi  siempre he ido por el mundo a la buena de Dios. En todo caso, acuden, nos olemos, nos reconocemos y siempre, siempre, me traen regalos.

Este espacio es uno de ellos. Y el zíngaro de todos los zíngaros que en el mundo han sido, me lo ha regalado con toda la delicadeza de que es capaz. Maestro Enrique Blanco Rodríguez, músico, nómada, generoso y galante.  Gracias y a más ver,  al borde de cualquier camino.

También debo todo esto Marian, por ser y por estar  Y mis compadres Antonio y Chús, que son mi familia no biológica., Colt, At, Deli ,Jabbs Isi. Zíngaros todos. Gracias