Tierra Iubi. Mar de Iubira…

La mar de ideas. Cuentos y poemas del Delta, la Duna y el Páramo

Todo cuerpo…

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Cuando el ángel llegó; me pilló, como siempre, entre dos lugares. No le importó demasiado -a los ángeles les basta una ventana o un antojo en la piel para ubicarse-

-¿Dónde estás? me preguntó sin prisas, en un alarde socrático que en el fondo, me removió un poco.

-Todavía no lo sé, le respondí, como hago cuando descubro que mi única certeza es el ahora.

En ese momento, el ángel extendió una mano. Súbitamente el tiempo se hizo burbuja. El dolor dejó de existir. Me sentí mecer, como cuando estamos dormidos y parece que vamos a caernos; sólo que esta vez no hubo caída, sino una especie de balanceo similar a la sensación de dejarse ir en una piscina.

Estoy convencida de que a Arquímedes lo visitó un espíritu desesperado por la incapacidad humana de ponerle palabras a algunos hechos. Debió ser una noche como ésta: el ángel armónico, con una pierna todavía en el alféizar, le tocaría los labios, y el griego, iluminado, soltaría su frase llena de enjundia, capaz de colmar la avaricia de un rey, sin saber que; un día, una mujer vilano desearía flotar más que nada en el mundo y seguir siendo una ignorante en cuestión de Física.

Autor: iubionce

Ser humano. Me repugnan los encurtidos y los deportes de riesgo. Escribo desde que puedo recordar. Vivo

Un pensamiento en “Todo cuerpo…

  1. Para Ana Hernández Iglesias, Ángel María de Frutos Baraja y como no, para Principia Marsupia

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